lunes, 29 de junio de 2015
Mi vida os pertenece
Voy cabizbajo por la casa que hace tres meses por las noches
era totalmente silenciosa salvo algunos días, claro. A estas altas horas de la
madrugada ya no puedo más, las niñas durante el día están tranquilas pero
cuando cae la noche… ya no sé de dónde sacar fuerzas ya que no paran de llorar.
Cuando por fin consigo calmar a una, la otra de repente empieza a llorar sin
consuelo y ni motivo aparente pero estas situaciones no son las peores, las
peores son cuando no se turnan para llorar, sino que por el contrario se cogen
una berrinchera simultáneamente, estas noches sin duda alguna son las peores,
¿por qué? Pues porque su único consuelo
es que las cojan en brazos, mesas y canturree una nana. En estos casos no tengo
más remedio que levantar a Ángel ya que no puedo con las dos.
Él trabaja en una oficina, pero al decir esta palabra la
gente se cree que es de las personas trajeadas, pero se equivocan, su puesto se
basa en preparar cafés, fotocopias… el sueldo no es para tirar cohetes pero
podemos tirar con él. El pobre llega a casa muy cansado así que no me ayuda
mucho con las niñas pero en sus días
libres es el quien no pega ojo y yo no paro de dormir para recargar fuerzas
para el día siguiente.
Hoy ha sido una tarde aterradora, mi madre no ha podido venir
a ayudarme porque tenía que visitar a no sé qué amiga enferma, yo le dije que
no se preocupara.
Cuando llegó Ángel, su recibida no tuvo nada que ver con los
otros días.
-Ya estoy en casa- dijo con un tono cansado pero a la misma
vez alegre por volver a casa.
-Cariño, sabes que Marta lleva unos días mala ¿verdad?-
asintió- pues hoy ha sido ya imposible, su hermana la miraba preocupada- sonreí
tristemente recordando la escena- pero marta ni con la mirada cómplice de Carla
ni con mis intentos de calmarla se ha tranquilizado, si solo fuera hoy pensaría
que es algo puntual pero como bien sabes ya llevamos dos semanas así. Carla con
lo pequeñita que es y a veces muy llorona me mira con sus ojitos tristes y
tranquilizadores, como si supiera lo que le pasa a su gemela.
-No hay más que hablar, esperaremos al trascurso de la noche
y si no hay una mejora que nos indique que es otra de sus rabietas, la
llevaremos al médico y yo me pediré el día libre.
Segundos que parecían minutos; los minutos, horas; y las
horas semejantes a los largos días de trabajo. Este es el mejor resumen de
dicha noche. Cuando dieron las ocho en punto, todos nos subimos al coche.
miércoles, 24 de junio de 2015
Mi vida os pertenece
Capítulo 1
Tras una larga semana de visitas esperadas de familiares
cercanos pero a la vez, inesperadas de amigos agregados en Facebook, conocidos,
sí, pero no cercanos como para ir al hospital a ver a mis pequeñas. Qué bien
suena eso ¿no? Pues después de esta larga pero agradable semana, volvemos a
casa. Al llegar al coche yo me senté en el asiento trasero con Marta y Clara, y a Ángel no le quedó más remedio que situarse en el asiento del piloto. Siempre
que parábamos por algún cruce, paso de peatones o semáforo nos dirigía una
mirada fugaz pero cargada de ternura a través del espejo retrovisor. Yo me tiré
todo el camino comiendo a besos a mis hijas. Tan pequeñitas e indefensas, con
sus fugaces miradas que rara vez dejaban ver porque casi siempre mantenían sus
ojitos cerrados, osea que rara vez era la que estaban despiertas. Sabíamos que
los recién nacidos dormían
bastante, pero ¿tanto? nos resultaba un poco extraño así que preguntamos un día
a la médica.
-Perdone doctora, tenemos una pregunta para usted-dijo Ángel.
-Claro, preguntad todas las dudas que tengáis- contestó la
doctora con una sonrisa.
-Sabemos que es un poco tonta, pero… ¿es normal que duerman
tanto?- Ana, la médica, bajo la mirada intentando no sonreír más de lo debido.-Sí, es normal que estén casi todo el día durmiendo- contesto
mirándolos de nuevo a los ojos- y ahora tengo yo una pregunta para ustedes, son
primerizos, ¿estoy en lo cierto?- Ángel y yo nos miramos un poco avergonzados.
-Sí- tercié yo por primera vez en esta conversación.
-Pues no tenéis que avergonzaros por preguntar, me alegra que lo hagáis- dijo Ana al notarnos de ese modo- si supierais con los padres ignorantes y dejados que me he tenido que enfrentar en mis 25 años ejerciendo este trabajo… bueno, me marcho que tengo que atender a otras madres. Si necesitáis algo o tenéis alguna otra pregunta, estaré por estos pasillos- con una última ojeada a Marta y Clara, se marchó.Y finalizando este recuerdo, llegamos a casa. La última vez que salí por la puerta del garaje montada en la parte trasera de este mismo coche, llevaba a dos personas luchando por salir de mi cuerpo y ahora entran luchando a mis extremos y reclamando su hora de la comida.
sábado, 20 de junio de 2015
Mi vida os pertenece
Prólogo
Esperando y esperando llegó el día que menos esperábamos.
Durante los dos primeros meses casi era invisible para los ojos de aquellas
personas ajenas a nuestras vidas ya que los vómitos, los dolores, el asco hacia
las comidas... solo lo vivíamos mi marido y yo en casa. Él, cada vez que me
encontraba mal, arrodillada ante el inodoro, estaba ahí para coger mi melena
rubia y después para decirme “cariño no te preocupes que esto es normal,
después de todo esto ya sabes que tendrás y tendremos una magnífica recompensa”.
Ahora, después de esos dos primeros meses cada vez que
entramos a comprar a una tienda o simplemente a una cafetería, la gente se
queda mirando mi barriguita y nos sonríen a los dos, las más lanzadas, en
cambio, se acerca a nosotros y nos preguntan que de cuánto estoy, cómo me
encuentro y la pregunta más común: ¿sabéis ya si es niño o niña?
El 20 de enero, hacía los cinco meses y nada mejor para
celebrarlo que saber el sexo del bebé que llevaba dentro. Cuando mi médico me
puso esa extraña gelatina con espesor en la barriga, al hacer contacto con mi
piel hizo que me estremeciera pero ya no podía soportarlo más y ordené al
doctor que por favor nos dijera ya qué era nuestro bebé. En las revisiones
anteriores no habíamos querido ver la pantalla donde sale la bolsa amniótica y
el feto para que nos diera más ilusión el día de hoy. Entonces, el médico nos
dijo “a ustedes, no les importa comprar para dos niñas diferentes ¿no?” ante la sorpresa no sabíamos que contestar pues esa opción no nos parecía posible
aunque no se podía descartar ya que nunca habíamos mirado la pantalla donde se
ve el bebe entonces mi marido me soltó la mano, nos abrazamos y besamos.
Los meses siguientes todo era en relación a nuestras
pequeñitas pero revoltosas Marta y Carla. No paraban de meterme pataditas en mi
gigantesca barriga. Lo que más nos gustaba a mi marido Ángel y a mí eran las
noches que me salían pequeños bultitos en la barriga significando que ahí
estaba alguna parte de sus pequeños cuerpecitos ya casi formados.
Los dos últimos meses no podía más, notaba que iba a
explotar de un momento a otro. Ángel no se separaba de mí ni un instante.
El 11 de mayo cuando me levanté por la mañana ya no podía
más, sentía que hoy iba a ser el último día de tenerlos en mi vientre. No me
equivocaba, empecé a tener contracciones sobre las cuatro de la madrugada,
salimos para el hospital lo más rápido posible, cada vez las contracciones eran
mayores y cuando estábamos en la sala de espera, rompí aguas. Todo fue muy
rápido y doloroso, claro, todo lo rápido que puede ser un parto.
jueves, 11 de junio de 2015
Soy una chica a la que le gusta escribir y leer. Por lo tanto decidí crearme este blog para subir mis pequeñas historias y cosas redactadas por mí. No me voy a alargar mucho más ya que creo que no importará, cuando empieza a subir publicaciones veréis si os gusta este blog o no. Aunque deseo que os guste:)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)